La Comunicación: Resistencia en tiempos de pandemia

“Se paró el mundo”. La afirmación que retumba en los medios masivos, como si el mundo fuéramos nosotros, los humanos. Pero lo que se ha detenido está muy lejos de llamarse un “mundo”. Se suspendió precisamente lo que nos tiene distraídos: los grandes y pequeños espectáculos: el fútbol, los conciertos, los festivales de cine, de teatro, las ferias de automóviles, de libros, de tecnología… se paró el turismo, sus hoteles, sus aviones, botes y la basura desechable vertida a los océanos. Se detuvieron la industria y sus chimeneas, se frenó la fabricación de millones de objetos que no necesitamos. La lista, del tamaño de nuestro antropocentrismo, es interminable. Pero si bien se suspendió todo lo que nos embelesa a diario, hay muchas otras cosas que no pararon. Debido a la pandemia se hizo evidente lo que realmente es una necesidad: alimentarnos, sabernos sanos, sentirnos seguros, estar unidos… ¡comunicarnos! Durante las reuniones de nuestro equipo de trabajo han surgido varios cuestionamientos, de los cuales hemos seleccionado dos que queremos compartir con ustedes, nuestros amigos y colegas: ¿Qué papel debemos jugar los comunicadores durante y después de la pandemia? ¿Seguiremos promoviendo como prioridades el consumo desmesurado, el entretenimiento y el dinero por encima de la conservación del planeta y el bienestar humano? Pero mal haríamos lanzando preguntas en tiempos de confusión si no ofrecemos nuestras propias respuestas, al menos como punto de partida para una discusión que nos debemos quienes informamos y producimos mensajes a diario. En cuanto al papel de los comunicadores en estos momentos de crisis y confinamiento, en Chasquis creemos que es hora de ir a contracorriente y evadir las tendencias de la información. Nuestro staff está conformado por periodistas, comunicadores sociales, diseñadores, cooperantes, fotógrafos, documentalistas premiados, pedagogos. Es decir, sabemos de lo que hablamos. De ahí que, tras largas discusiones, hayamos llegado a una conclusión que sentimos urgente como aporte al debate de nuestros días: Ya hay suficientes hogares con el noticiero a todo volumen como desayuno, almuerzo y comida. Ya hay suficiente pánico y especulación atiborrando en las redes sociales. Ya hay suficiente confusión.

Ya hay suficiente algarabía monotemática. No nos necesita allí la sociedad. Pero la reflexión sobre los cambios que se han evidenciado en el planeta, la incertidumbre económica, laboral y social que urge prontas y muy serias respuestas… de eso no se habla. Algo sumamente grave para el tema que nos concierne, especialmente cuando los grandes medios de información se han limitado a cumplir un rol casi pasivo en el que se privilegian los contenidos oficiales y se relega a segundo y tercer plano el análisis serio y profundo de la situación. La repetición de la repetidera de las cifras y de los boletines oficiales (que hasta cuándo irá la cuarentena, que el presidente dijo esto, que la alcaldesa reviró lo otro…), así como la ausencia de expertos de diversas disciplinas durante sus emisiones y publicaciones dan fe de ello. Parecieran estar estos dinosaurios del periodismo simplemente esperando a que pase la pandemia (para ellos nada distinto al tema del día o del mes o de la semana) para continuar con su apuesta por el acaparamiento de audiencias y el entretenimiento a toda costa con la finalidad exclusiva de mejorar su rating, y con este sus ingresos por pauta publicitaria para mantener el ritmo del consumo desmesurado. Luego, en el escenario de la información plural y los contenidos constructivos sí nos necesita la sociedad.Sí, es fácil bajar los brazos por unos días y leer ensayos filosóficos hasta la saciedad, como es fácil apagar la maquinaria del análisis para refugiarnos en el bálsamo del silencio. Pero nadie dijo que ser comunicador era un oficio de decisiones fáciles. Así pues, desde Chasquis hemos decidido seguir hablando de lo que siempre hemos venido hablando. De los campesinos sin tierras (convertidos hoy en héroes), sin garantías de producción ni vías de transporte, comunidades en riesgo de desaparición por el conflicto armado o ante el engranaje minero energético, seguiremos hablando de la belleza de la vida rural, de derechos, del valor y la fuerza de las víctimas, del conflicto y de la paz. Seguiremos en nuestro empeño de acompañar y colaborar con el fortalecimiento de las organizaciones y procesos sociales, documentando la memoria, las resistencias de grupos humanos por pervivir. Seguiremos evidenciando los abusos de las empresas mineras y agroindustriales sobre los territorios y sus habitantes.

Seguiremos con nuestra escuela de comunicación para compartir lo que hemos aprendido y seguir aprendiendo de las experiencias de otros para lograr un buen vivir.Asimismo, seguiremos haciendo lo que siempre hemos hecho: contar y destacar las iniciativas de quienes, en crisis o no, nunca han abandonado su causa y han dedicado lo mejor de sí para trabajar por edificar una mejor y más equitativa Colombia. Y esos son ustedes, nuestros amigos y colegas. No creemos que necesiten nuestros consejos para lavarse las manos o para permanecer en cuarentena o para discernir a qué deben o no temer por estos días. Pero sí creemos firmemente en la necesidad de recordarles que Chasquis seguirá hablando de todo aquello que une y alimenta nuestras causas.¿Hablar de lo mismo, entonces? Sí. Hablar de lo mismo.Nuestras cámaras, micrófonos y ordenadores seguirán resistiendo la oceánica oleada de información y datos sobre la pandemia. Porque el papel que jugaremos tan pronto el mundo haya cambiado, si es que algo cambia, es el mismo que hemos jugado durante 14 años hasta hoy, el de no alinearnos con las agendas que nos distraen de nuestros ideales y propósitos. Así pues, la invitación que hacemos es en realidad muy sencilla. Es una exhortación a no distraernos con el bullicio del mundo y a mantener incólume nuestra conversación alrededor de todo aquello en lo que siempre hemos trabajado y creído. Especialmente porque en nuestros mensajes están contenidas las voces de quienes suelen ser silenciados fácilmente, ya sea por el terror que produce la violencia o por la indiferencia que se asienta en la salas de redacción cada vez que temas como la actual pandemia prometen robarse toda la atención.Para terminar de responder nuestras propias preguntas: Durante y después la crisis, jamás promoveremos como prioridades el consumo desmesurado, el entretenimiento y el dinero por encima de la conservación del planeta y el bienestar humano. ¡Pueden tallarlo en piedra!Finalmente, desde Chasquis creemos que existen peores virus que llevan siglos amenazándonos como la violencia, el hambre y la indiferencia, entre muchos otros; y en el campo de la comunicación: La publicidad sin responsabilidad social. Creemos que la comunicación es la disciplina llamada a encargarse de poner en Común unos mínimos básicos respecto a las prioridades y valores que debemos asumir como especie. Empezando por los escenarios comunitarios, porque sin una comunicación pensada, organizada, participativa, será muy difícil lograr acciones comunes que son la base de la unidad, porque sin Comunicación ni Común-acción no hay Comunidad.
