Paraíso natural entre la guerra y la paz

Paraíso natural entre la guerra y la paz

En una de las zonas más antiguas de la tierra, un río único en el mundo, una planta que sólo crece en Colombia, es donde Alejandro Calderón grabó el documental Los Siete Colores, una producción que muestra porque este paisaje se encuentra en la lista de los “lugares más bonitos del mundo”, pero a la vez lleva la memoria del conflicto armado y la lucha por la tierra. 

“Comencé a escuchar sobre Caño Cristales (el río de los 7 colores) hace unos 15 años, creo que para mi generación se hizo famoso por las fotografías de Andrés Hurtado, cuando publicó en su libro “Colombia Secreta”, a varios cuando vimos esas fotos se nos metió en la cabeza que teníamos que ir algún día a este lugar”, cuenta Alejandro Calderón, biólogo y director del documental Los Siete Colores.

Caño Cristales se encuentra ubicado en el municipio de La Macarena (Meta), hace parte de La Serranía de la Macarena que tiene más de 1.500 millones de edad, está ubicada entre el piedemonte amazónico, el monte andino y la Orinoquía colombiana. “Este lugar es uno de los eventos biogeográficos más interesantes del continente” afirma Calderón, además explica que, “para dimensionar la antigüedad de esta formación se puede comparar con la cordillera de los Andes, la cual tiene una edad de apenas 120 millones de años, es decir que la serranía de la Macarena es 10 veces más antigua.”

En menos del primer minuto del documental aparece un intenso atardecer en la llanura, un viaje por el río Guayabero, las pequeñas caídas de agua del Caño y una imagen subacuática que anuncia los particulares colores de la Macarenia clavigera, una planta acuática que crece sobre las rocas, especie que es única en el mundo. Su presencia debajo del agua advierte de siete colores que se proyectan en “la mejor reserva biológica del trópico (…) y de la humanidad” aseguró en una publicación académica Mario Avellaneda, docente de la Universidad Nacional refiriéndose a la Serranía de la Macarena.

Aparece ante la cámara Esther Bernal con las arrugas del tiempo y la sabiduría de la vida, ella es “la guardiana de Caño Cristales”, quien llegó con su familia hace 40 años, “no tengo nada malo para decir de los unos ni de los otros, a todos me ha tocado atender por igual”, dice Esther refiriéndose a militares y guerrilleros.

La Serranía fue un corredor geoestratégico del Bloque Oriental de las Farc-Ep dado que permite cruzar tres departamentos: Caquetá, Guaviare y Meta, además ejercer control sobre la cordillera oriental. “Las Farc-Ep tiene raíz en su historia como movimiento campesino y La Macarena fue un lugar que se fue colonizando a través de las luchas agrarias que se dieron en el territorio y se convirtió poco a poco en uno de los ejes para el fundamento del movimiento armado en su momento”, rememora Alejandro Pation, integrante de las Farc-Ep cerca de ocho años y ahora firmante de la paz.

Caño Cristales se encuentra dentro del Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena, que a su vez forma parte del Área de Manejo Especial de la Macarena (AMEN) que acoge a 15 municipios del Meta y 3 del Guaviare donde se establece el uso del suelo para la conservación ambiental y pone en tensión la tenencia de la tierra y las prácticas agrícolas con los campesinos que han hecho posesión en la Serranía antes de constituirse como área protegida.

El proceso de colonización en La Macarena pasó por el auge de la quina, la bonanza marimbera, el cultivo de hoja de coca y la expansión ganadera, intereses que han generado una alta deforestación del bosque tropical y amazónico afectando corredores biológicos y la biodiversidad de la Sierra. Es así que Pablo Bernal el segundo personaje de Los Siete Colores durante la producción del documental fuera de la grabación contaba su pelea con la danta por las piñas que cultiva, “a veces en las noches entran de 3 a 4 dantas y se me comen las piñas, no me queda más remedio que darles candela a las hijuemadres”, explicaba Pablo.  

“(…) Hay que decirlo…tras las deforestaciones no está el campesino, él es sólo una herramienta que utilizan ciertos ganaderos que manejan la mafia de la madera. Con el Acuerdo de Paz se hizo que los campesinos se metieran en el Plan de Sustitución de Cultivos, con el incumplimiento del Acuerdo se les quitó lo único que era rentable para ellos y estas mafias aprovechan para contratar mano de obra necesitada”, explica Pation.

Abraham Bobadilla, habitante de la vereda el Danubio, en el municipio de Puerto Rico (Meta) ha vivido los conflictos por la titulación de la tierra, su uso y las políticas de ordenamiento de la AMEN, situación que se replica en otros municipios. “Nosotros nos acogimos al Programa de Sustitución de Cultivos pero por estar dentro del Parque, ahora dicen que para recibir esos recursos tenemos que salir a conseguir terreno afuera (…) Acá no hay presencia social del Estado, si hay presencia del Estado, es militar, solo han venido Antinarcóticos, el ESMAD…” cuenta Bobadilla.

“En una noche de luna llena, durante el proceso de grabación de Los Siete Colores, me dio por salir a contemplar el paisaje y bañarme en un charco bajo la oscuridad y la intensa luz de la luna…cuando de la nada aparecieron unos militares…Son las contradicciones de Caño Cristales”, recuerda Alejandro de un lugar que había estado restringido visitar por el conflicto armado.

Pation al respecto menciona también que “esas operaciones militares no sólo dejaban un costo sobre las vidas humanas, era una masacre ambiental, cada vez que se hacía un bombardeo era algo comparable con la tala de una hectárea, los bombardeos no sólo dejaban la destrucción de árboles sino la contaminación, muchas de esas bombas dejaron heridas grandísimas en algunos caños…la mortandad de peces, de animales”.

Según el reporte regional del Sistema de Monitoreo de Bosques y Carbono para Colombia, en el segundo trimestre de 2020 estiman que 1,190 hectáreas fueron deforestadas en el Meta, que sería equivalente a ver quemadas 1.442 canchas de fútbol. “En el tiempo de la guerrilla ¡no se tumbaba tanta montaña como ahora!, después de que la guerrilla se desmovilizó,  nadie controla eso”, asegura Orlando Ayala, campesino de Puerto Rico.

En abril 2019 el presidente Iván Duque anunció la Operación Artemisa, que es una política militar para la conservación ambiental; según datos de las Fuerzas Militares el año pasado se adelantaron 244 operaciones en Putumayo, Caquetá, Guaviare y Meta  . En un informe La Fundación Ideas para la Paz lo nominan como “la militarización verde” y evidencian como un riesgo su implementación por “el uso desproporcionado de la fuerza y por la concentración de operaciones en los eslabones más débiles de las cadenas criminales”, expone el informe. 

Enrique Murcia, un guía de turismo comunitario que aparece en el documental tomando agua con una hoja de plátano en el Caño, cuenta que “si por ejemplo un campesino mataba una danta, tenía que pagarle un millón de pesos a la guerrilla”. Pation explica que eso se daba porque “a través de las Conferencias de las Farc se fueron dando como normas ambientales, nunca nos reconocieron como eje de protección ambiental. Internamente con la población campesina se creaban normas en conjunto, que eran expedidas por las organizaciones campesinas, se hacían vallas con lugares específicos donde no se podía cazar, ni talar, se cobraban multas, sanciones disciplinarias a quienes incumplían las reglas”. 

En el 2020 el documental fue seleccionado en el Festival de Cine y Naturaleza (España) y recientemente en el Festival Internacional de Cine: Short Of The Year. Los Siete Colores es un corto documental que por siete minutos navega por los intensos colores de un río y la realidad de quienes lo tienen cerca, una radiografía de quienes lo conocieron caudaloso, sabanas inundadas de bosque y son sobrevivientes de la guerra, atestiguando que esta no cesa  mientras  el paisaje se transforma. 

Puedes ver el documental acá:

 

Fotografía: Alejandro Calderón
Escrito por: Alexandra Gómez